¿Qué nos impulsa a ir al cine para deleitarnos (o no) con una película?: ¿Pasión por el 7ª Arte?; ¿Atracción por alguno de los protagonistas?; ¿Ver la nueva de...?; ¿No sabemos “qué puedo hacer” en casa y vamos para olvidarnos un poco de nuestras rutinarias vidas, de la crisis & el paro, de la telebasura...?... o ¿simplemente lo que buscamos es entretenernos un rato (aproximadamente entre hora y media y dos horas... si hay suerte)?.
O puede ser que uno, como es el caso del engatusado que está a los mandos de este blog, sea fan de Tintín y le apetezca ver qué genialidad han hecho el Maestro Spielberg y el Hobbit Jackson. También podría ser que viendo el trailer el espectador en potencia se de cuenta de que en esta aventura, El Secreto del Unicornio, Tintín & el Capitán Haddock se hacen amigos íntimos, compañeros de aventuras y desventuras... y le surja la necesidad de saber más sobre este dúo tan... complementario. Quizá ya haya escuchado la banda sonora del siempre brillante John Williams y se sienta atraído hacía las salas de proyección como los ratones en Hamelín. O tal vez sea curiosidad de ver si la técnica empleada por director & productor para dar vida al héroe de Hergé, la de la captura de movimientos (Motion Capture), es más eficaz que en sus predecesoras The Polar Express o Beowulf, ambas de Robert Zemeckis (Regreso al Futuro).
Cada cuál sabrá lo que hace o deja de hacer... pero yo lo que tengo muy claro es que esta tarde me voy al cine a ver Las aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornio... y que Spielberg reparta suerte.
