domingo, 4 de agosto de 2013

Antes del anochecer

'Una historia de amor', 'Te podría pasar a ti (en un tren)', 'Los polos opuestos se atraen', 'Cualquier ciudad, nosotros', '¿Qué harías por ella?', 'Escritor encuentra Activista' o simplemente 'Jesse & Celine'... Mil podrían haber sido los títulos de esta trilogía, pero Richard Linklater dividió el día en tres y le dio a cada parte su propio protagonismo: amanecer, atardecer y anochecer. ¡Ya lo podría haber dividido en días de la semana o incluso en meses!... porque eso significaría que aún nos quedan más capítulos que disfrutar de esta obra de arte contemporánea (y clásica ya). "¡¿Ya?!" Eso fue lo que dije al acabar la película: hay testigos. Dicho así, cada cuál lo puede entender o interpretar como quiera, pero para mí fue un "ya" de "quiero más", no un "ya" de "desahogo". 0+9+9 no es en este caso una suma y esta trilogía no es únicamente una historia de amor: es la vida misma... ¡Incluso podría decir, confesar, que en ocasiones fue y es hasta la mía! Genial cierre, brillantes interpretación y unos planos-diálogos inmejorables que deberían poner en las escuelas...


     Como os estaba diciendo, en mi vida hubo un antes de 'Antes del amanecer' y un antes de 'Antes del atardecer'. Esta vez no ha habido antes de, pero sí habrá después, porque los finales es lo que tienen. Al anochecer nos encontramos, en la Grecia mitológica, a un matrimonio real en la ficción que podrías ser tú fácilmente, o incluso yo en el futuro. Y ahí reposa la "magistralidad" (palabra que no existe, pero para que me entiendas) de este filme que transcurre entre unos planos secuencia que son brutales: ellos dos, un matrimonio quizás estancado, quizás apagado, quizás a la espera de la chispa adecuada... y sus cómplices amigos variopintos te hacen ver con sus diálogos y sus discusiones que están viviendo fuera de la pantalla, porque su historia ha trascendido ya en nuestra historia, porque eso que tus ojos contemplan no es cine... sino realidad. ¡Y todo se acaba!

     Sé que sonará a paradoja, pero éste es el cine que me gusta a mí: historias que duelen al curarlas, como las heridas. Heridas abiertas de un padre que no puede ver a su hijo tanto como le gustaría y aguanta lo que sea, o de una mujer insegura que no está dispuesta a abandonar el trabajo de su vida por volar más allá, y ambos tienen las dudas existenciales que se tienen con el paso de los años, cuando la pasión viene en cuentagotas y el paso del tiempo es igual al peso del tiempo. Pero yo tengo una teoría que estoy intentando poner en práctica: si los cimientos son poderosos al final acaba triunfando la esencia, aunque destruyamos el edificio entero. Y lo mejor que me podría haber pasado es verme reflejado en una historia que no es la mía, ni la tuya... pero podría serlo algún día, algún amanecer, algún atardecer o algún anochecer. ¡Incluso la fue... y se acabó yendo con la maravillosa puesta de sol de un verano cualquiera! 

     Y ahora sí: ¡Ya! Se bajó el telón entre suspiros y tal vez nunca más volvamos a ver en la misma pantalla a Ethan Hawke y a Julie Delpy, pero aún así la vida sigue. Eso sí, en nosotros siempre vivirán Jesse y Celine... y su historia de amor. Cuento los días, supongo que será en Navidad, para que vea la luz la trilogía en DVD, y entonces se convierta por FIN en eterna.

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¡Qué pena, de verdad! Estamos ante la que quizás sea la batalla futbolística más espectacular de la historia de este deporte y a mucha gent...